Crónica 2ª División: Málaga CF 0-5 UD Ibiza

El Ibiza de Paco Jemez es un vendaval que asola La Rosaleda

Jornada 24, Sábado 22/01/2022 - 20:00 h
Málaga CF
0 5
UD Ibiza

Campo: La Rosaleda
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Alineaciones:

Málaga CF: Dani Martín, Juan de Dios Rivas, J. Jiménez(Braian Cufré min.70), Peybernes, Ismael Casas, Kevin(Sekou min.58), Paulino De la Fuente(Hicham min.74), Ramón Enríquez, Febas(Andrés Caro min.78), Brandon(Vadillo min.59), Roberto Fernández.

UD Ibiza: Álex Domínguez, Cifuentes, Escobar, David Goldar, Juan(David Álvarez min.60), P. Diop, Manu Molina, Bogusz(Miki Villar min.22)(Javi Pérez min.71), Cristian H.(Rubén González min.60), M. Guerrero(Nono min.71), Sergio Castel.

Goles: 0-1 Sergio Castel min.10, 0-2 Cristian H.min.49, 0-3 Escobar min.52, 0-4 Cristian H. min.57, 0-5 David Goldar min.79.

Árbitro: Raúl Martín González Francés asistido en bandas por Brian Valencia López y Josep Antoni Vigo Gatius. 4º árbitro Gonzalo Romero Freixas. VAR Víctor Areces Franco. AVAR 1 Gorka Sagués Oscoz.

Tarjetas: amarillas para Ismael Casas min.65 por el Málaga y para Cristian H. min.11, Cifuentes min.,21, Juan min.26, Escobar min.39 por la UD Ibiza.

Comentario:

Humillante, vergonzoso, lamentable, penoso, ridículo. Todo eso es quedarse corto para lo que tuvieron que sufrir los 15.000 seguidores malacitanos que fueron a animar a su equipo (sic) ante un Ibiza que venía de marcar 6 al Alcorcón y le metió 5 al Málaga. Después de una aceptable primera parte en la que demostraron su preocupante falta de gol, en la segunda fueron barridos por los de Paco Jémez, quien lleva tres de tres desde que llegó al banquillo. Vaya baño táctico que le dio a José Alberto López, para hacérselo mirar. Y vaya imagen horrible de unos futbolistas que bajaron los brazos mucho antes del fin del encuentro. ¿Playoffs? A ver si así logran la permanencia.

Sobreexcitado salió el Málaga. Tantas ganas de demostrar cosas, tanta energía acumulada tras dos semanas sin fútbol, tantos partidos sin ganar en casa. Todo ello hizo que el equipo saliera más agresivo que nunca sin balón, no dejando pensar a los rivales, siendo autoritario. Una virtud que suelen tener los blanquiazules porque roban en zona alta, cerca del área cotraria. Pero luego, ya con balón, sin bajar ese ritmo endiablado, sin encontrar la pausa necesaria por momentos, llega la precipitación y la falta de efectividad en el remate. Ni con Ramón y Febas, dos jugones, fueron capaces de tomar el control.

El Ibiza capeaba el temporal como podía, sin demasiados agobios y tirando de paciencia, a la espera del zarpazo en una contra o a balón parado. Por ahí llegó su premio en su primer remate a palos. Castel se quedó solo en el segundo palo en un grave error defensivo y no falló. Remató de semivolea, estrelló el disparo en el larguero y el balón terminó entrando. Nada nuevo en La Rosaleda y a remar contracorriente. Otra vez.

A pesar del palo anímico, los blanquiazules reaccionaron bien, sin renunciar a su plan, buscando con insistencia a Kevin y a Paulino, los dos únicos fiables, para desbordar por sus bandas. Los remates no llegaban, tan solo algún intento de Roberto o del incansable Brandon. Otro ejemplo claro de que falta gol. Y así es imposible. Sí que llegaron las tarjetas, hasta cuatro acumularon los defensores pitiusos, y pudieron ser más, en la primera mitad. Juan Ibiza se escapó por poco de la expulsión del mismo modo que se marcharon los de Jémez por delante tras una primera mitad de dominio absoluto malagueño… salvo en lo más importante, claro.

Se esperaba que los costasoleños salieran con más ímpetu aún, si eso era posible. Debían marcar cuanto antes para que la ansiedad no apareciera por Martiricos. Y lo que pasó fue humillante, inesperado, quizás injusto, pero esto es el fútbol. Gana el que acierta, no el inofensivo, no el inoperante. Paulino, que pudo sufrir un penalti antes del descanso, tuvo el empate en un remate franco de cabeza. Blandito y al centro el testarazo, fácil para Domínguez. Todo lo contrario de lo que hizo en la siguiente acción Herrera desde la frontal con un remate seco que se coló ajustado.

El 0-2 hundió en la miseria al Málaga. Y se notó. Porque llegaron el tercero y el cuarto cuando ni se había cumplido el primer cuarto de hora de la reanudación. En ocho minutos, del 50 al 58, tres goles. Escobar y Herrera, este con la inestimable ayuda de Dani Martín -vaya dedos blandos- sentenciaron el encuentro. Castel tuvo mucho que ver en todos los goles por su lectura y buenos movimientos. Pero ahí no iba a acabar la cosa. Porque Goldar, a la salida de un córner, no iba a desaprovechar el pasillo que le hicieron los jugadores locales. Los Reyes Magos quedan ya lejos. O eso o la pasividad más absoluta que se puede ver en un terreno de juego.

La manita era sonrojante como poco. Aunque pudo incluso llegar el sexto en un par de remates. Para entonces la grada ya estaba por la mitad. No se merecían semejante y tan deplorable espectáculo. Más espacio para los 200 seguidores visitantes que montaron una fiesta ibicenca en La Rosaleda. No era para menos después de haberle cantado cinco goles, cinco, a todo un Málaga que, eso sí, lleva ya sin ganar como anfitrión desde noviembre. Qué lejos queda ya.

 

Redacción
estadiodeportivo

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