Representa a la nueva hornada de técnicos insulares. Metódico, serio, trabajador, implicado, con una reseñable ansia de mejora y la necesaria dosis de ilusión que cualquier empresa reclama, Juan Romero (Maó, 1973), entrenador del histórico CD Menorca, avizora una panorámica repleta de posibilidades. Recién sacado el nivel 3, el que fuera uno de los mejores jugadores menorquines en los 90 y en el albor de los 2000 explica en esta amplia entrevista objetivos e intenciones, inmediatas y de futuro. De verbo claro y agradable, la conversación trasciende a ser un completo manual acerca de la realidad y devenir del fútbol local.

—Nivel 3 recién sacado, una plantilla importante en sus manos y que además firma un destacado inicio de temporada, ¿estamos ante el comienzo de algo grande en su trayectoria como entrenador?
—Sacarme el nivel 3 me ilusionaba mucho, y también sentía la necesidad de hacerlo para completar mi ciclo formativo, lo que junto al equipo que hemos confeccionado son dos buenas noticias para mí. Ilusión tengo siempre, pero si cabe ahora un poco más debido a la suma de esas circunstancias.

—¿Qué objetivos se marca, hasta dónde le gustaría llegar?
—Me gusta marcarme objetivos y no tener obsesiones. Desde que empecé entrenando infantiles he tratado de ir superando todas las categorías. Cadetes, juvenil… e intento siempre centrarme y trabajar en función de la categoría en la que estoy. Sé donde estamos, de las dificultades… en la Isla hay pocas oportunidades o salidas. Y creo que la mejor salida es hacer el trabajo diario durante toda la temporada del mejor modo posible. Después también dependes de que alguien decida que puedes formar parte de un proyecto importante.

—De producrise en adelante, ¿aceptaría una propuesta para entrenar fuera de la Isla?
—Si llegara, que como te digo ya no depende exclusivamente de mí… tengo hijos, familia, una empresa familiar… sinceramente, es algo que a día de hoy ni siquiera me planteo.

—¿Se vive diferente el fútbol como entrenador en relación a su etapa de futbolista?
—En mi caso vivo los partidos del mismo modo en todos los sentidos. Mismos nervios, mismo comportamiento… la mayor diferencia estriba en que cuando eres jugador debes centrarte en tu trabajo individual por el bien del colectivo. Como técnico debes pensar en veinte personas para que cada una desarrolle el trabajo que el equipo necesita. Como jugador lo ves de un modo más individual y como entrenador la visión es global.

—¿El juego, ha cambiado mucho en estos años?
—Si, especialmente la metodología de entrenamiento ha sido uno de los cambios más pronunciados. Antes se separaba mucho la parte física del balón, ahora no. Pero aún se puede y se debe ir a más en ese sentido. Actualmente entrenamos con el balón aspectos que después serán reales en el partido. Es básico en todos los ejercicios trabajar las estructuras socioafectivas, emotivas, cognitivas… Es decir, que todo lo que hagas implique que el jugador perciba directamente todas las soluciones posibles, como situarse, como orientarse en función de la siguiente acción… y más hoy, en que el juego es más veloz. Creo que la evolución del fútbol se debe también a la actual metodología de entrenamiento. Al margen, debes motivar al futbolista, independientemente de si es infantil o regional, para que asista al entrenamiento, que note que no viene a perder el tiempo. Actualmente los chicos tienen de todo, la oferta de ocio es amplia, pero sí les motivas responden y se implican.

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