Albert Riera relata su experiencia en el Liverpool en una entrevista exclusiva

El internacional mallorquín es uno de los futbolistas de moda en Europa

Albert Riera
Albert Riera

Carlos Román / Miquel Alzamora
Albert Riera Ortega (Manacor, 1982) no se conforma con nada. Después de ejercer durante seis años como uno de los mejores embajadores del deporte isleño, el centrocampista del Liverpool es ya uno de los nuevos iconos del planeta fútbol. De hecho, acaba de abrochar la temporada más excitante de su carrera. Tras disputar casi medio centenar de encuentros con el mítico club inglés, el balear fue reclutado por Del Bosque para participar en la Copa Confederaciones y su nombre figura ahora en la agenda que manejan Florentino y Valdano para componer la segunda versión del Madrid de los galácticos. Él no le concede demasiada importancia. Asegura que es feliz recorriendo la hierba de Anfield y que no se plantea volver a España. Al menos por el momento, ya que uno de sus objetivos es volver a vestir otra vez la camiseta del Mallorca. Mientras tanto, llena el depósito con el sol del Mediterráneo y apura las vacaciones al lado de su familia. En el horizonte se dibuja otra campaña llena de desafíos y arrastra una deuda pendiente: brindarle algún título a The Kop.

-Pieza imprescindible para Rafa Benítez en el Liverpool, consolidado en la selección española y ahora también objetivo del Real Madrid. ¿Se puede pedir algo más?

-Siempre se puede mejorar. Es verdad que en el Liverpool he tenido un año muy bueno a nivel personal, pero cuando vas a un equipo grande lo que más te atrae son los títulos y esta temporada no los hemos conseguido. Hemos hecho una gran campaña en la Liga de Campeones y hacía dieciocho años que el club no estaba tan cerca de ganar la Premier, pero al final sólo se recuerda al campeón y nosotros no lo hemos sido. Estoy muy contento, aunque espero que la temporada que viene a eso se le añada además alguna gran victoria.

-En cualquier caso, la experiencia que ha vivido en los últimos meses tiene que haber sido increíble en todos los sentidos.
-Buenísima. Tengo la suerte de pertenecer a un grupo de jugadores reconocido a nivel mundial en el que hay tipos como Fernando Torres, Steven Gerrard, Dirk Kuyt, Javier Mascherano… Ellos te hacen mejor jugador y te permiten aprender muchísimo. Dentro y fuera del vestuario. Y tengo que aprovecharlo. La carrera de los futbolistas es corta y todavía me quedan cuatro años de contrato allí. Si en ese tiempo tengo la suerte de ganar títulos, seguro que me plantearé otros objetivos y entre ellos, como no, está volver al Mallorca en el futuro.

-Conocemos la grandeza del Liverpool desde fuera, ¿cómo es por dentro?
-Es un club enorme y lo entiendes en cuanto sales de allí y compruebas lo querido que es el equipo en todo el planeta. Ahora tenemos una gira por Singapur y Thailandia y aunque se trata de países que no tienen una gran tradición futbolística, están todas las entradas vendidas desde hace un montón de tiempo. En Sudáfrica, por ejemplo, me sorprendió no ver camisetas del Barcelona o del Real Madrid, sólo había del Liverpool. Y si caminabas por la calle, a los únicos que reclamaba la gente era a los cinco jugadores del Liverpool. Nos conocían a todos y nos dedicaban pancartas que colocaban después en los estadios. Hay mucha historia detrás y es muy bonito todo lo que le envuelve. Nunca había estado en una situación igual y lo valoro muchísimo desde el primer día que llegué a la ciudad. Y al margen de eso, te transforma la mentalidad. El cambio más importante es que siempre estás obligado a salir a ganar, no te vale con jugar bien.

-El hecho de coincidir en Anfield con tantos jugadores españoles le habrá allanado el camino de forma notable.
-Por supuesto. Cuando te instalas en un país extranjero y no puedes disfrutar de tus costumbres siempre es más complicado mejorar, ponerte al día en lo que te rodea. A lo mejor no te das cuenta, pero siempre te afecta y se traduce en tus resultados. Sin embargo, si tienes de vecinos a Pepe Reina o a Fernando Torres y puedes comer adaptándote al horario español o hablar en tu idioma, es un lujo porque todo se hace más fácil. La rutina y el día a día son mucho más llevaderos y eso se traduce en una rápida adaptación, tanto al vestuario, como a la vida en tu nueva ciudad.

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