El emblemático cancerbero del Alaior, Toni Riudavets, pone punto y final a 30 años de fútbol y cambia la portería por el banquillo. Será ayudante de David Moreno y entrenador de porteros.

Se marcha un clásico. Una de aquellas personas que ves desde pequeño y que, por tanto, crees que es inmortal y para el que el tiempo no pasa. Se va un capitán, un amigo, un consejero y, además, un portero.

Toni Riudavets cuelga los guantes después de 30 años intentando parar todo lo que pasaba por su lado. Se marcha, pero no del todo, ya que ayudará a David Moreno, entrenador del CE Alaior, en el banquillo y será el preparador de porteros del club. Se despide un viejo rockero, a los 37 años, aunque sin estar cansado de ‘tocarla otra vez’.

Se marcha satisfecho, orgulloso del legado que deja y de haber estado a la altura del sobrenombre que acompaña a su familia desde los tiempos de su abuelo, también arquero, el auténtico ‘Zamoreta’, apodo que se ganó por sus grandes actuaciones en la Isla, en el tiempo del mítico Ricardo Zamora.

Riudavets apaga las luces del escenario con el amargo sabor del ‘amago de descenso’ que ha vivido el Alaior esta temporada, pero contento con todo lo demás. “Hace cinco años que digo que me retiro, alguna vez tenía que llegar”. Le cede el testigo a Jesús Sastre y, probablemente, a Toni Melià, alaiorenc también.

“La decisión es definitiva”, admite, “aunque le he dado la opción al club de que si en algún momento se lesiona uno de los porteros pueden hacerme una ficha temporal”. Se va, pero no del todo. ‘Samureta’, como suena en menorquín el apodo familiar, comenzó a patear el cuero con cinco años, en el patio del colegio.

Desde entonces sólo ha dejado plantado al esférico en dos temporadas. 30 años, se dice rápido y que pasan todavía más rápidos. “Me acuerdo de un tal Adriano, que vino del Sporting; de ver cómo entrenaba Lluc en mi primer año”. Son algunos de los jugadores que más impresión le causaron. ¿El mejor compañero? “Es imposible decir un solo nombre, hay muchos”.

Con el paso de los años, las últimas diez temporadas ha habitado con exclusividad la portería de Los Pinos, Riudavets se fue volviendo un veterano. “Siempre me han respetado los más jóvenes y han escuchado lo que les decía tanto dentro como fuera del campo”, afirma, “pero el que mandará en el banquillo será el entrenador”, matiza.

El portero no se ve en un futuro inmediato como primer técnico, “aunque quién sabe el día de mañana”. De momento intentará, entre dos y tres días a la semana, “ayudar en lo que pueda a los porteros más jóvenes, para que eviten los errores que yo haya podido cometer y que se aprovechen de las virtudes que haya podido tener”.

Riudavets augura una temporada complicada para los albinegros el año que viene aunque subraya que “hay que quitarse el sombrero ante los jugadores del pueblo que han renovado, ahora falta que lo hagan los que faltan, fichar a un par de jugadores y luchar al máximo por acabar, como mínimo, quintos por la cola”, bromea.

Su experiencia y su buen hacer le han llevado a ser el portero titular en la selección menorquina de IGA. “Los juegos son una experiencia maravillosa, muy positiva, hay un compañerismo entre todos los deportistas, no solo entre los futbolistas, que es muy bueno y que hay que cuidar”. Palabra. “Sería bonito que se trajeran los juegos a Menorca porque contamos con unas instalaciones fantásticas”.

El proyecto lo ve como “un aliciente muy atractivo para los más jóvenes, para estar luchando durante dos años para entrar en el equipo”.

El apoyo, clave para Toni

A lo largo de la conversación hay un momento en el que sonríe más orgulloso que nunca, cuando habla de la familia. “Ahora estaré más tiempo con mi familia, con mis dos hijos”, uno ya tiene cinco años y quiere ser un ‘Samureta’ más. “He jugado tantos años porque mi mujer me ha apoyado, me ha animado y tener su respaldo ha sido muy importante. Son muchas horas lejos de casa y si ese apoyo me hubiese faltado en algún momento, habría dejado de jugar al fútbol mucho antes”. Ahora, “sort i ventura!”.

Diario de Menorca