España inicia la fase de clasificación con una goleada en Vaduz: Liechtenstein 0-4 España

España golea a Liechtenstein

Alineaciones:

Liechtenstein: Jehle; Eberle (Rechsteiner, 44’), Michael Stoklasa, Oehri (Vogt, 46’), Martin Stocklasa; Frick, Burgmeier, Hasler, Erne, Wieser (Buchel, 82’); Polverino.

España: Casillas; Ramos, Piqué, Marchena, Capdevila; Busquets; Iniesta (Pedro, 65’), Xavi (Cesc, 46’), Xabi Alonso, Villa; Torres (Silva, 57’).

Árbitro: El colegiado turco Bulent Yildirim

Tárjetas: Amonestó a Hasler (39’) por una aparatosa entrada a Capdevila.

Incidencias: Lleno en el Rheinpark Stadion de Vaduz (Liechtenstein), seis mil espectadores, la mayor parte de ellos seguidores de España, entre los que se encontraban muchos austríacos e incluso suizos. Noche espléndida. Se celebró el Día FIFA Fair Play en todos los partidos internacionales. Presenció el partido el presidente de la RFEF, Ángel María Villar.

Comentario:

Dos goles de Torres y otros dos de Villa y Silva rubricaron la rotunda superioridad sobre Liechtenstein. El campeón del mundo no sufrió ningún riesgo e impuso la lógica de un dominio que nunca encontró réplica.

Si no fuera porque hay razones suficientes de peso por juego y resultados para explicarlo, uno debería empezar a reflexionar seriamente sobre los milagros que ha producido una selección de fútbol que, vaya donde vaya, aglutina con ella a legiones de admiradores, que no son, además, sólo de sus nacionales. Ése fenómeno inusual empezó a originarlo no ha tanto, quizás en la Eurocopa 2008, España, que con su fútbol se ganó la admiración de todos. La admiración hacia el campeón de Europa y del mundo ha crecido tanto que ha desbordado sus límites naturales convirtiéndose en un profundo cariño. Y cuando se habla de cariño no es raro que lo demuestren los propios, esto es, los españoles y los que no lo son. Esta noche en el coqueto Rheinpark de Vaduz la selección congregó a unos miles de seguidores españoles y a otro buen paquete de suizos y austríacos, convertidos a su causa. Nadie hoy puede presumir de semejante capacidad de atracción, algo impensable hace nada cuando la “roja” apenas si congregaba a dos puñados de hinchas cuando traspasaba sus fronteras.

En Vaduz, la preciosa capital de Liechtenstein, el rojo y gualda de los colores de España se adueñó de las gradas, vistió los cuerpos de nacionales y extranjeros, de chicos y de chicas, de grandes y de menos grandes en otra clara demostración de pasión hacia un equipo. Dudo que haya precedentes y si los hay cuesta recordarlos. Yo, desde luego, no llego a ellos y ya lleva uno en esto tanto que cuando menos ése dato debe tenerse en cuenta. España es ahora un referente y los conversos que ha logrado se fijan en cientos de millares, sea en Potcheftsrrom, sea en Vaduz, sea donde sea, de tal modo que uno ya no se siente ni extraño, ni abatido, ni en inferioridad cuando sale de casa. Eso se lo debemos todos a este grupo y les aseguro que puede que resulte una deuda única e impagable.

A los dos minutos de partido, España ya había demostrado que tantos amores no lo son por nada. Jehre tuvo que sacar, primero, un remate de Iniesta y, al poco, un cabezazo de Villa. El duelo respondía a lo esperado, marcando de salida la imponente, prevista y anunciada, diferencia entre un campeón de Europa y del mundo y un rival modestísimo cuyo mayor valor no era otro que una enorme entrega que no podía tener más premio que una derrota honrosa. No hubo en ese sentido sorpresa alguna ni podía haberla porque la superioridad aplastante del bicampeón apenas si dio respiro a los locales. Una vez que lo encontraron resultó, además, fatal para su suerte. A los 14’, cinco jugadores de Liechtenstein se atrevieron a superar el medio campo. España, que hasta entonces no había encontrado resquicio en la numantina muralla de Liechtenstein, lo halló a la contra: Iniesta metió un precioso balón a Torres y el “Niño” lo elevó sobre Jehre. Siete después, Villa lanzó un misil que ni vio el buen cancerbero de Liechtenstein.

El duelo nunca brindó riesgos para España. Ni hasta los goles ni después de los goles si bien hubo momentos de más y de menos brillantez, y uno más fue el espléndido derechazo de Torres a pase de Cesc a los 53’ de partido, una diana que reivindicaba al “Niño” en la más apreciada de sus facetas, recobrado físicamente en su largo camino hacia el reencuentro con el gol. El tanto, tercero de los de España, reflejaba sin demasiada acritud en el marcador la tremenda superioridad del mejor equipo del mundo. Del Bosque ya había aprovechado el margen en la salida del segundo tiempo para dar descanso a Xavi y en cuanto se elevó el segundo del “Niño” dio entrada a Silva, que es una de sus opciones como ariete cuando haya urgencias (véase el México-España) para cambiar la cara del ataque: Iniesta se fue a la derecha; Villa, al centro y el canario a la banda izquierda. Una vez se metió en otra zona, la de interior, y cazó el cuarto de la noche.

España inició así la fase de clasificación de la Eurocopa 2012 Ucrania/Polonia, en la que defiende el título, con una contundente y holgada victoria. Aunque entraba dentro de lo perfectamente comprensible que goleara y que no pasara apuros (Liechtenstein no le ha hecho un gol al equipo nacional en cinco partidos) el triunfo tiene su valor y si no fue más amplio hay que cargarlo en el haber del cancerbero Jehre, que evitó, como siempre pasa en estos partidos en los que el portero rival se convierte también en su héroe, al menos otra media docena de tantos, amén del remate al travesaño de Villa a los 91 minutos a internada de Silva. Fue, pues, cómo no podía ser de otra manera, una noche sumamente plácida, de puesta a punto, de ir encontrando la mejor forma, ante un rival sencillo para satisfacción del buen número de seguidores del campeón del mundo que se acercaron hasta el Rheinpark de Vaduz y de espectáculo de lujo para aquellos que han hecho de España la mayor y primera de sus preferencias futbolísticas. Gente que sabe de esto, sin duda, y que acudió al campo para ser testigo en directo y desde cerca del suceso excepcional en que se ha convertido el equipo nacional que hasta esta noche en sus dos visitas a Vaduz sólo había conseguido imponerse en ambas por el mismo resultado: 0-2.

RFEF


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