Entrevista al psicólogo Àlex García

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Àlex García es un prestigioso psicólogo deportivo que siempre ha mostrado sus conocimientos cuando la FFIB ha organizado eventos vinculados con el fútbol base. En este sentido, el profesor de Psicología Básica y Psicología Deportiva de la UIB, ha participado en varias ponencias en las dos ediciones que ha celebrado la FFIB del Congreso del Fútbol Base. Ha sido entrevistado por los medios de comunicación de la Federación y nos da las claves para convivir con los jóvenes futbolistas que tienen ganas de volver a practicar lo que más les gusta: el fútbol. Cómo será su vuelta? Àlex García responde.

P.- ¿Qué consejos daría a los miles de jóvenes que no pueden jugar a fútbol base por mor de confinamiento para mantener un buen estado anímico?

R.- Objetivos pequeños, rutinas muy claras y que no dependan de los deseos, una ilusión de devolver, y no dejar nunca de sentirse un deportista. Todos tenemos momentos bajos, inevitables, como cuando nos hacen un gol en contra no esperado o nos hemos lesionado, o no nos sacan de titulares. Esto es un obstáculo más que tengo que superar igual. Rutinas, y romper de vez en cuando, diversión y preocupación a la vez. No es fácil para nadie, ahora, pero un deportista está mejor preparado que uno que no es, y debe dar ejemplo personal. Tensión, responsabilidad, activación, descanso, exactamente lo mismo que nos pasa durante un partido, que es una vida en pequeño.

 P.- Los jugadores y jugadoras de los planteles de las islas añoran su día a día, sea escolar o practicando fútbol. Cree que llegan a entender lo que pasa? Todo es nuevo y extraordinario en esta situación?

R.- Sí, así es. Nadie soporta ya más tantas vacaciones. Hay que dar salida a la falta de las rutinas. Todas las familias ya lo han tenido que hacer, qué remedio, poco podemos decir estas alturas. Pero es seguro que dejar hacer o dejar correr no es beneficioso, a la larga.

P.- Es bueno a nivel psicológico que se mantenga un contacto en cada equipo? Me explico, entrenador que hace videoconferencia con pequeños y marca entrenamientos o simplemente les pide como están …

R.- Sin lugar a dudas, en los equipos y deportistas con los que trabajo, las entrenadoras y entrenadores (las piezas clave) hacen continuas conexiones de este tipo, muy bien diseñadas para mantener la tensión de los deportistas, aunque sentirse se relevantes, si no se puede hacer nada más (mucho de entrenadores ya tienen bastante con sus problemas, para hacer un contacto individual con todos sus jugadores) muchas veces es tan importante como una gran gestión del tema. Lo que es totalmente relevante es mantener una rutina y hacer la seguir a los jugadores.

P.- Jugar al fútbol en la medida de las posibilidades de su vivienda, ayuda a superar este confinamiento? Algunos tienen terraza, otros una finca, otros hacen toques a un balcón …

R.- Claro que sí, los jóvenes saben perfactamente diferenciar esto (como cuando termina el entrenamiento y el entrenador da paso a un rato de juego libre) de lo que es un entrenamiento regular y rutinario orientado al rendimiento, pero permite mejorar algo específica (como ocurre con las lesiones en los momentos de recuperación). Pero aunque se haga cinta o bicicleta estática, como yo mismo, lo importante es continuar sentirte deportista y que te hagan sentir.

P.- Un niño o niña puede llegar a entender que la salud ahora es más importante que su pasión?

R.- Ya lo saben, estoy seguro, y no sólo la salud personal, sino la grupal. Por otra parte, una pasión no muere tan fácilmente. Los deportistas con los que trabajo mantienen su ilusión -de una manera u otra- para ser los deportistas que siempre han deseado ser. Además, la privación y la carencia ahora de la práctica deportiva la trabajamos como un aumento motivacional en devolver, con el uso de objetivos a diferente plazos.

P.- Hay clubes que han trasladado a la FFIB la necesidad de retomar la competición cuando sea y terminarla aunque sea verano como terapia para miles de futbolistas menores de edades que han perdido lo que más les gustaba y que pasarán gusto de recuperar sus lazos sociales y sentimiento de grupo.

R.- Es un tema complicado, lo más importante es que todos tengan claro sin contradicciones los objetivos para poder ajustarse a ellos. Conocer el padre de las familias y la relación con los estudios -que aún no se sabe con seguridad res- es un punto absolutamente relevante en este punto.

P.- Deberán los entrenadores de jugar un papel especial a nivel psicológico con padres, madres, niños y niñas cuando se recupere la normalidad? Deberá fobia?

R.- Sí, tenemos mucha experiencia con el «miedo para devolver» del jugadores lesionados, por ejemplo, y en la ayuda psicológica que se puede dar en estos casos. Y también, debido a la edad, con la posibilidad del contagio del SIDA en los años 90 del siglo pasado. Desde semilla se han incorporado prácticas que ya son habituales (no dejar que un jugador con sangre esté en contacto con otros), hacer sevir guantes a los fisios y médicos, etc. Yo separaría tamaños de este tipo que son fácilmente comprensibles y instaurables, con una campaña previa, por ejemplo, y otros fundamentadas en el incremento de la responsabilidad personal y autonomía, en donde los entrenadores, las directivas, los padres, y los medios de comunicación son absolutamente indispensables.

P.- Y en el campo, los jóvenes y no tan jóvenes rechazarán el contacto, teniendo en cuenta que es un deporte físico a causa de esta pandemia? El cerebro pensará en Covidien mientras se juegue?

R.- Desde este punto de vista, será otro distractor más que se debe tener en cuenta, nada que no sea habitual cuando enseñamos técnicas de concentración en la tarea a realizar. No habrá ninguna diferencia, desde mi punto de vista. Más importante será en las mentes y emociones de las familias, que sin duda tendremos que ayudar a superar de alguna manera.

P.- Finalmente, esta pandemia nos hará mejor como sociedad una vez la superamos?

R.- Tengo que decir que las experiencias que ha tenido la humanidad antes similares -si se puede hacer una semejanza- no dicen nada bueno hacia un aumento generalizado de la solidaridad mundial e interpersonal. La peste del 1340 o la gripe de 1918 no tuvieron efectos positivos en el desarrollo humano salvo una mejora de las condiciones de vida en la primera (debido a la gran mortalidad y el aumento de recursos y movilidad social) y debemos pensar que la segunda guerra mundial tardó sólo 20 años en empezar después de la pandemia. A pesar de este pesimismo realista, estoy seguro de que a nivel interpersonal, los ejemplos de buenas prácticas que tenemos cada día, por parte de casi todo el mundo, habrá muchas mejoras ya que mucha gente se ha sentido dependiendo de otros totalmente por primera vez y se puede aprender esta lección tan relevante: nadie es independiente de sus semejantes, por mucho que se lo crea o quiera creer.

FFIB

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