Los héroes, 30 años después

La plantilla del CE Ferreries que logró el histórico primer ascenso del club a la Tercera División en 1983 se reunió el sábado a manteles para evocar el recuerdo de lo que fue todo un acontecimiento


Pasan los años pero aquella plantilla mantiene el espíritu de equipo

El conjunto azulgrana ascendió a la categoría nacional tras ganar en casa a l’Hospitalet de Eivissa 3-0 y caer a domicilio 2-0.

El fútbol vence al tiempo y a la memoria y permite a un grupo de gente humilde transformarse en héroes. En Ferreries las calles todavía tiemblan recordando el doblete de Toni Goñalons y el tanto de Benejam que ahora hace justo 30 años allanaron el camino al Regional azulgrana hacia el que sería su primer ascenso a Tercera División. Un hito que sacó a todos los ferreriencs a la calle para recibir con todo tipo de honores a aquel equipo entrenado por los malogrados Joan ‘Pipo’ Mascaró y Diego Vera. El sábado, con motivo de la efeméride, la plantilla se reunió a manteles para recordar el mejor partido de sus vidas.

El grupo al completo se reencontró, a excepción de los dos técnicos y el jugador Polo, ya fallecidos, y Joan Pons, que no pudo desplazarse desde Barcelona. Tampoco pudo acudir al acto el por entonces presidente, Jeroni Coll Florit, debido a su delicado estado de salud aunque fue partícipe de la fiesta en la distancia. Los jugadores y sus acompañantes, así como los socios que más apoyaron aquella melancólica época refrescaron las anécdotas que rodearon la histórica fase de ascenso en la que si alguien destacó por méritos propios fue Toni Goñalons, autor de ocho de los nueve goles que marcó el Ferreries.

Una batalla en eivissa

La última serie que decidía qué equipo ascendía a Tercera la protagonizaron el Ferreries y L’Hospitalet d’Eivissa. En el partido de ida, Goñalons anotó el primer y el tercer tanto del partido, mientras que Benejam hizo el segundo. El 3-0 cosechado en el primer duelo fue festejado con prudencia por los pupilos de Mascaró, que estaban obligados a culminar la faena en la mayor de las Pitiüses.

En la comida se revivió aquella batalla en la tarde noche de un sábado. El club azulgrana, temiéndose una encerrona local, solicitó un arbitro no local y acudió a la cita un colegiado catalán. La alegría y la tranquilidad que acostumbra a dar un 3-0 en la ida se fue al traste en los primeros minutos ya que L’Hospitalet aprovechó dos indecisiones y subió el 2-0.

“Fue como una guerra”, recuerda Josep Carreras, ‘Carre’. “Menos mal que pedimos que el árbitro fuera de un territorio neutro porque a cada jugada que había los ibicencos se le echaban encima, el público presionaba un montón”, añade. El partido se jugó al amparo de la luz de los focos para dificultar la misión a un Ferreries que aguantó estoicamente la renta de la ida en mitad de manotazos, patadas e insultos. “Es el partido que más me ha marcado en mi vida”, rememora ‘Carre’, mientras cuenta como a un compañero suyo los rivales lo querían levantar del suelo donde estaba tumbado tras un golpe cogiéndole por los pelos.

Multitud y honores

Cuentan que el grito de felicidad en el pueblo fue como si el partido se hubiera disputado en Sant Bartomeu cuando se tuvo la noticia del resultado y que corrió el gin como si fueran las fiestas patronales.

Al día siguiente, centenares de aficionados acudieron al Aeropuerto a recibir a la expedición azulgrana. Los vítores y los cánticos resonaban imponentes en la terminal y entre la alegría y el jolgorio, los hinchas lograron acceder a la pista de aterrizaje y esperar a sus héroes a pie de avión. El sábado, mientras los protagonistas lo revivían, a más de uno se le erizaba el bello y la emoción lo embargaba.

Su llegada a Ferreries contó con la banda de música y el recibimiento de las autoridades en el ayuntamiento. La celebración fue por todo lo alto, de aquellas que ya no se ven. El encuentro de anteayer también sirvió para comentar la actualidad del CE Ferreries, con un equipo, el Regional, que la temporada pasada tuvo el título en sus manos pero que un inoportuno empate en su campo ante la UD Mahón sirvió el trofeo en bandeja al Migjorn. “Vendrán tiempos mejores”, fue la reflexión que imperó .

Diario Menorca

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