Carta de despedida del colegiado Pedro Sureda

El final de un viaje

Pedro Sureda Cuenca

Recuerdo con nostalgia aquellos días de adolescencia, un chavalín inundado de inocencia, que soñaba ser árbitro con insistencia, un arduo camino no exento de dificultades, aunque la ilusión de arbitrar algún día en primera división, sacó de mí mis mejores capacidades. Veintisiete años han pasado desde que por primera vez me puse aquel traje de color negro, aquella sensación la llevo bien impregnada en mi corazón. A partir de entonces, he vivido grandes historias; he pisado grandes estadios; he compartido buenos momentos con compañeros de arbitraje; he conocido honorables personajes que me han llenado de motivación y puedo decir que he arbitrado en segunda división. Pero todo en esta vida tiene un final, y para mí este es el momento, aunque la tristeza me inunde de sentimiento.

Quiero a la vida expresar mi gratitud, por esa oportunidad que me ha dado y llenado de plenitud. A mi querido padre por el tiempo que me ha dedicado, tantos años de recorrido a mi lado, que sin su apoyo nunca lo habría logrado. A mi preciosa madre, que con delicadeza arreglaba mis descosidos trajes, llena ella de orgullo por su hijo. Y con especial atención a mi querida mujer, por soportar mis ausencias, por comprender mis inquietudes y apoyarme en mis momentos más duros, gracias amor mío. Ahora tengo otra nueva ilusión; mis preciosas hijas son mi nueva dedicación que las quiero con todo mi corazón. Gracias también a todos los queridos lectores que habéis seguido mi trayectoria. Y no me quiero olvidar de mis inicios como jugador en mi querido Rtvo La Victoria de Palma.

Y llegados a este punto, creo que es el momento de guardar la maleta, esconder las botas, colgar el silbato y decir “hasta aquí he llegado”. No ha sido una decisión fácil, pero por eso me hice árbitro, para tomar decisiones difíciles.

“El honor no entiende de retiradas, tampoco de aplausos ni reconocimientos. Aunque el verdadero honor es el auto convencimiento de un trabajo bien hecho”.

Me despido dando las “Gracias”, como así se llama la canción de Pablo Alborán, por todo lo vivido. Al escucharla me recuerda lo que he vivido estos años en el arbitraje. Ahora puedo decir lo afortunado que he sido por haber disfrutado de lo que más me gustaba hacer: arbitrar.

Eternamente agradecido.

Pedro Sureda para Fútbol Balear.

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