´Quiero llegar a los mil partidos pero mi familia se merece que esté con ellos´

Nico López en una aula del C.P. Ponent señala un 600, el número de partidos que lleva en Tercera. J. V.

Nico López, el técnico palmesano acaba de cumplir 600 partidos como entrenador en Tercera División – Aspira a llegar a los mil aunque reconoce que eso supone diez años más en el banquillo.

JAUME VALLÈS/PALMA ­­Acaba de cumplir los 600 partidos como entrenador en Tercera División y tiene la misma ilusión que el primer día «o más», señala. No deja de dar las gracias por cómo le ha tratado la vida y por tener al lado una familia muy predispuesta a que él pueda hacer lo que más le gusta, entrenar. Nunca lo han destituido y en los últimos años no ha estado ni una temporada sin entrenar. Empezó a entrenar con sólo 13 años y actualmente dirige el Constancia de Tercera. Es Nico López (Palma, 1965).

–¿Pensaba llegar a los 600 partidos?

–Qué va. Admiraba a Luis Aragonés por llevar 500 partidos, pero nunca pensé que yo llegaría a esas cifras. No obstante, creo que es más difícil hacer 600 en Tercera que en Primera, porque en Tercera estás en un mundo que cobras poco y tienes que hacer de todo: entrenador, amigo, psicólogo, compañero.

-¿Llegará a los mil?

–Uahhh (exclama). Son 10 años más entrenando. Me gustaría, pero mi mujer y mi hijo se merecen tenerme junto a ellos. Los tengo olvidados y en un segundo plano. Les doy las gracias porque me ayudan mucho. Mi mujer a veces me dice que deje de entrenar pero luego al acabar la temporada dice: «Bueno, sigue un año más».

–¿Cuándo empezó a entrenar?

–Siempre he entrenado. Cuando jugaba en La Salle ya dirigía benjamines y la escoleta La Estrella. Creo que cuando entrené a mi primer equipo tenía 13 años.

-Una lesión le condenó como jugador.

–Ojalá me hubieran lesionado antes porque hubiera podido entrenar antes. De todas maneras, no se perdió ningún buen jugador. Jugué en La Salle toda mi etapa de base y luego acabé en el Calvià al sufrir una rotura de tibia, peroné y maléolo. Quedé bien pero ya no tenía la agresividad de antes. Era defensa central, de esos que pegan a diestro y siniestro (se ríe). Ahora ya no hay este tipo de defensas.

-¿Cuándo se dio cuenta que usted valía para entrenar?

–Siempre me ha gustado y con la lesión me lo tomé más en serio y ya hice el segundo nivel. Al siguiente año hice el acceso, antes se decía así, al grado de Nacional. Sólo iban seis de cada comunidad. Fue en Albacete en el año 1989.

-¿Aprobó a la primera?

–No, quedaría bien decir que sí, pero no. Me suspendieron la táctica. La recuperé.

-¿No le va bien?

-Me examiné el primero. Tenía 23 años. Y estaba cagado porque había gente mucho mayor que yo. El único que tenía mi edad era Juan Manuel Lillo. Me tocó dirigir a los que habían sido mis ídolos por la televisión. El examen lo tuve que hacer con García Remón, Esnaola, Cardeñosa, Lico, Morell, Roque. Todos habían sido jugadores de Primera y, la verdad, me cagué un poco. Fracasé.

-¿Se acuerda de su debut?

–Tras estar en el Patronato y San Francisco juvenil, me vino a buscar el Sóller, que estaba en puestos de descenso de Tercera División. Tenía 24 años. La sorpresa fue encontrarme en el vestuario a muchos jugadores mayores que yo, que no conocía, y alguno que había jugado conmigo. Fue chocante. Hacía un frío terrible. Tras el primer entrenamiento le dije a mi padre: «No vuelvo más».

–De todos los dirigentes que ha tenido, ¿cuál ha sido el mejor?

–Sin lugar a dudas, mi favorito, el empresario pobler Xisco Serra (fallecido). Un crack en todos los aspectos. Como negociador, persona, trabajador, amigo. El mejor que me he encontrado, y eso que he tenido la suerte de que he estado con buenos presidentes. Ojalá hubiera muchos como él.

-También ha entrenado en Segunda B.

–Manolo Quirós me vino a buscar para el Sóller al tener un proyecto para subir a Segunda B. Tenían a Tolo Vich como entrenador pero habían hecho un bajón. Ascendimos como segundos ya que el Barcelona C no podía subir. En Can Maiol se pudo ver a un juvenil de primer año. Le dije a Xisco Torres: «Ponte encima, márcale fuerte». No pudimos pararle. Al final del partido felicité al centrocampista azulgrana. Le dije: «Sigue así que eres un buen jugador». Era Xavi Hernández.

-Pero el proyecto acabó mal.

–Fue una temporada fenomenal y horrible. Agridulce. Empezamos y acabamos sin cobrar. Tuvimos que ir a juicio, al final cobramos. La gente nos culpó de haber querido subir. Fue una lástima. Empatamos ante el Barcelona B. Al acabar el partido Serra Ferrer, que estaba en el Barça con Pep Alomar, nos felicitó. No me atreví a decirle que no habíamos entrenado ni un día. Hubiera sido vergonzozo.

-¿Se considera afortunado?

–Sí, por cómo me ha tratado la vida. Siempre me han llamado los equipos para entrenar y por tener la mujer que tengo.

–¿Qué jugadores le han marcado más?

–Los más espabilados han sido Miquel Bestard Pérez, Toni Hurtado y Andreu Llistó.

–¿Cómo está el fútbol balear?

–De cada vez hay menos sentimiento de equipo. El fútbol balear tiene que dar más ayuda a la Tercera División, sino no saldrán jugadores, que han de tener salida. Los jugadores tienen que implicarse . No hay ni el respeto ni la disciplina que había antes. Cuando empecé a entrenar en el Sóller me llamaban Mister. Ahora alguno me llama Nico, los otros ni te quiero decir lo que me dicen.

Diario de Mallorca

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