La primera parte de un sueño

A por todas. El Sporting tiene esta tarde la primera oportunidad de hacer algo grande ante el Tenerife
A por todas. El Sporting tiene esta tarde la primera oportunidad de hacer algo grande ante el Tenerife

La temporada 92/93 queda muy lejos. Demasiado. Dieciséis años. Como un cuarto de vida. El equipo que nació de lo que debía de ser una fusión y luego acabó en lo mismo y uno más -qué cosas- vivía su última temporada en la categoría más alta en la que ha militado nunca, la Segunda División B. Entonces fue el penúltimo con 25 puntos. Atrás quedaban seis temporadas que se iniciaron con un maravilloso campeonato de Tercera logrado en la campaña 86/87. Era el Sporting, el club que debía ser la fusión de la Unión y el Menorca y que luego fueron tres. Qué cosas.

Hoy el equipo blanquiazul tiene otra cita con la historia. Quiere volver a aquella cima. Y tiene todo el derecho a soñar porque el año de los chicos de Esteva está siendo fantástico, con la Copa Illes Balears ganada al RCD Mallorca y un subcampeonato que le da plaza para la Copa del Rey y le metió en esta Promoción en la que ha superado al Mutilvera y al Burgos. Muy bien. Pero quedan dos finales, o un «mega partido» de 180 minutos con la primera parte en Bintaufa y la segunda en el venerado por el barcelonismo -perdonen la licencia- Heliodoro Rodríguez López. Está todo tan cerca que no lograr superar el último escollo dejaría un regusto ciertamente amargo…

Pero en el Sporting nadie piensa eso. Por supuesto, no se desdeña a un filial tinerfeño cuyo técnico Fabián Rivero tuvo un corto periodo como jugador en Maó, y que está de celebración porque su primer equipo vuelve a la Primera División. Es un equipo joven, ambicioso, ofensivo, que la institución canaria desea que abandone la Tercera División. Pero también tiene sus puntos flacos: encaja muchos goles y puede acusar la presión. Tienen una única baja, la del jugador Guago, y ayer se dieron un palizón de avión Tenerife-Madrid, Madrid-Maó. Se fueron directos al hotel y no pisaron el césped donde se jugará el partido.

Por su parte, el Sporting realizó su último entreno ayer por la tarde en Bintaufa. Los de Joan Esteva saben que están ante la gran oportunidad de escribir una página brillante en la historia del club. Ni que decir tiene que los lógicos problemas físicos de algunos de los componentes de la plantilla -Mourad o Ruben- en una temporada tan cargada no van a significar ningún ahorro en el gran esfuerzo que queda, en un Bintaufa que volverá a registrar una de sus mejores entradas porque la ocasión lo merece.

Sin renunciar a su estilo, el Sporting debe saber medir el partido, darle ese tono que, es cierto, acostumbran a dar los equipos con muchas horas en sus espaldas. Al igual que el Tenerife buscará marcar un gol -«tenemos la experiencia de las otras eliminatorias y hay que subsanarlo», según Rivero-, no se irá al ataque tan alegremente como quizá sería su deseo.

Los mahoneses, sin tener que renunciar a su estilo -«no sabemos», indica siempre Esteve- quizá deberán ser más precavidos, más calculadores: la premisa fundamental es ganar, claro, pero intentando no encajar ningún gol.
Y las pilas están puestas. «Si hay alguien que ahora necesite motivación, que se lo haga mirar. Estos son los partidos que cualquier deportista quiere jugar. Son los de riesgo, pero el premio vale la pena», resumía con gran acierto el director deportivo Mati Borsot. Tiene razón, aunque costará y esto será largo. La primera parte de algo muy grande. De un sueño. Porque dieciséis años esperando son demasiados.

DIARIO DE MENORCA

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