Terrasa ocultó un contrato de derechos audiovisuales que firmó con Tebas al consejo

Pedro Terrasa atendiendo a los medios. Foto Archivo

Tomeu Maura

Desde que tuvo conocimiento de la posibilidad de que el G30 presentara una denuncia, los gestores del Mallorca buscaron infructuosamente el contrato que les unía con la plataforma de clubes que negocian conjuntamente los derechos televisivos. Increíblemente el documento había desaparecido. El siguiente paso fue pedírselo a Javier Tebas. Han sido necesarios varios requerimientos notariales y una considerable dosis de presión que han ejercido los abogados para que el vicepresidente de la LFP por fin enviara el contrato. Cuando ha llegado los directivos han abierto los ojos como platos porque no daban crédito a lo que veían. No hay ningún contrato con el G30. El contrato está firmado por…Pedro Terrasa y Javier Tebas.

La situación es altamente irregular. Terrasa no sólo ha ocultado a sus compañeros de Junta ese contrato -y habría que ver por qué no estaba depositada ninguna copia del mismo en los archivos del club-, sino que además se ha comprobado que no sólo no ha sido aprobado por ningún Consejo de Administración, sino que ni siquiera figura en las actas de los mismos su existencia. Es, a todos los efectos, un documento fantasma,

El contrato lo firmó el 25 de septiembre de 2006 Pedro Terrasa haciendo uso del poder notarial que le había otorgado Vicenç Grande, que era el presidente en aquella época. Javier Tebas representa a la otra parte, y en el documento el Mallorca cede sus derechos audiovisuales hasta junio de 2013.

Los servicios jurídicos están estudiando ahora qué acciones tomar. La primera, desde luego, considerar el contrato ilegal. La segunda, posibles acciones judiciales contra Pedro Terrasa.

No hace falta que os recuerde que Pedro Terrasa es el segundo máximo accionista del club porque le compró sus acciones a Javier Tebas. Tampoco hace falta que os recuerde que la beligerancia del G30 con el Mallorca, instada por Tebas, comenzó pocas semanas después de que Terrasa adquiriera los títulos a Esfinge, la empresa del vicepresidente de la LFP. Títulos, por cierto, que no sabemos con qué dinero se han pagado, porque el propio Terrasa admitió que había inversores tras él, cuya identidad por supuesto nunca ha dado a conocer.

Como le dice el guardián de palacio Marcelo a Horacio y Hamlet en el drama de Shakespeare, “algo está podrido en Dinamarca”. Porque la cosa, desde luego, huele fatal.

 

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