Tomeu Maura

Es kafkiana la situación que se está viviendo en este final del concurso de acreedores en el que está inmerso el Mallorca desde mayo de 2010. Delta Sport parece decidida a agotar el plazo legal y esperar hasta el próximo día 17 para notificar si presenta o no apelación contra la sentencia de la juez, que desestimó la demanda. A todo esto, el retraso significa que un mes más los administradores concursales le presentan al club una minuta de 100.000 euros que por supuesto está obligado a pagar.

Pero es que, además, hay otra consecuencia colateral. Todas las negociaciones que deberían estar haciéndose de cara a la próxima temporada están paradas, porque por supuesto no es lo mismo tener que pagar el 20% de la deuda a los acreedores ahora mismo que hacerlo dentro de medio año. Eso, sin hablar de lo que podrían costarle al Mallorca los honorarios de los administradores durante seis meses más. Además, se está perdiendo un tiempo precioso, porque los fichajes a los que puede aspirar el club deben cerrarse ya, porque es imposible competir en situación de mercado con otros equipos con más recursos económicos.

Serra Ferrer ya ha hablado con Caparrós y le ha manifestado su deseo de que renueve. Lo mismo ha hecho con algunos de los jugadores que acaban contrato, caso de Nunes, Martí o Cendrós pero, por supuesto, a ninguno de ellos le ha trasladado una oferta oficial. Entre otras cosas porque para hacerlo necesitaría la autorización de la administración concursal.

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