Alineaciones:

RCD Mallorca:G.Lux, Ratinho, Martí Crespí, Rubén, Kevin, E.Nsue (min. 55 Tejera), Pereira, Joao Victor, Pep Lluís Martí (min. 69 Pina), Cavenaghi (min. 76 Sergi Enrich), Victor

Sporting de Gijon:Cuellar, Sastre, Botia, Jorge M.Landeira( min. 45 Carmelo) , Pedro Orfila, Sergio Alvarez (min. 80 Rivera), Eguren, Luís Morán (min. 57 Barral), Diego Castro, Bilic.

Árbitro: Sr. Carlos Delgado Ferreiro ( regular )

Goles : 11 min. 1-0 Cavenaghi, 33 min 2-0 Cavenaghi, 60 min.2-1 Barral, 91 min. 3-1  Rubén

Tarjetas: 32 min. Landeira, 67 min. Pep Lluís martí, 79 min. Victor Casadesus

Comentario:

En el Iberostar Estadio ha comenzado la hora de la historia de la Copa del Rey, que esperemos de ella podamos escribir muchos capítulos. Tarde noche bastante agradable, unos 9.500 espectadores y terreno de juego en buenas condiciones.

El RCD. Mallorca de la primera parte podía haber sentenciado la eliminatoria, el Mallorca de la segunda parte casi se ahoga en los mismos errores que el equipo de Gijón en la primera parte. Salió el equipo bermellón enchufado, dinámico y sabedor de que necesitaba una victoria amplia para ir con garantías al Molinón, por ello toda la artillería se dispuso para abordar los dominios de Cuellar, y yá en el minuto 4 Pep Lluís Martí lanza una falta directa desde fuera del área y el balón pasa muy cerquita de la escuadra del portero asturiano.  En el minuto once pelotazo de Pep Lluís Martí en la frontal del área, sale a despejar el portero fallando estrepitosamente, chuta Víctor Casadesús, la defensa horrorosa despeja el balón que va a los pies de Cavenaghi logrando el 1-0. Se encarrila bien la eliminatoria, pero aun se dá un golpe de mando mayor en el minuto 32 cuando incurren en penalty los gijoneses sobre Cavenaghi.  Segundos después lo lanza el propio Cavenaghi deteniendo en primera instancia Cuellar el penalti, y su rechace va a los pies de nuevo de Cavenaghi que en esta ocasión sí marca el 2-0. La apatía en que estaba sumido el Sporting de Gijón en esta primera parte solo se ha visto transformada cuando el equipo asturiano en el minuto 39 en una jugada aislada Diego Castro lanza, pasando el cuero a escasos centímetros de Germán Lux, que no podía ver la trayectoria de la pelota debido a la  gran cantidad de jugadores que tenía delante. Con esta jugada se cerraba la primera parte, y todos los comentarios se dirigían a que les diría el entrenador Manolo Preciado a sus muchachos ya que nuevamente se le vio » más quemado que una moto de un hippi «.

La segunda parte ha sido totalmente diferente, y serviría todo lo que hemos dicho de la apatía del Sporting de Gijón ahora para el RCD. Mallorca. No ha dado una a derechas el equipo bermellón, y para más inri en el minuto 57 el técnico Manolo Preciado pone a Barral en el terreno de juego para sustituir a Luís Morán, y en la primera pelota que le llega a sus pies lo convierte en gol, es el minuto 60 y el resultado ahora sí es peligrosisimo para el Mallorca con el 2-1.

Paseándonos por el minuto 65 Jorge tiene una oportunidad al rematar de cabeza y Germán Lux solo puede ver pasar la pelota muy cerca de su escuadra derecha.  Son minutos donde el RCD. Mallorca tiene todas las líneas rotas y sin conexión entre ellas. La oportunidad más clara para el equipo mallorquinista llega en el minuto 87 cuando se produce un espectacular chut de Pereira y no una menos espectacular intervención del meta Cúellar que desvía una pelota que ya se colaba por la escuadra. Finalmente en el minuto 91 Tejera con su pierna izquierda saca una falta sobre la cabeza de Rubén que entraba como una exhalación, y pone el 3-1 definitivo delante del delirio del publico rojillo.

Habrá que esperar el partido de vuelta, la eliminatoria en Gijón se presenta complicada, pero ese gol en el último suspiro de Rubén puede ser muy importante.  Ya cerrado el partido de ida, es hora de pensar con la U.D.Levante que visita el lunes el Iberostar, y este partido si que se tiene que ganar, ya habrá tiempo para pensar en el partido de vuelta de la Copa del Rey.

G.C.V. para Fútbol Balear

Fotos O. Riera, S. Riera y O. Quetglas