El técnico que se siente jugador

Laudrup, junto a Nadal y con un balón en la mano, espera a que sus jugadores finalicen el calentamiento antes del partidillo.  Foto: T. Shimada
Laudrup, junto a Nadal y con un balón en la mano, espera a que sus jugadores finalicen el calentamiento antes del partidillo. Foto: T. Shimada

Laudrup participa en todos los ejercicios que ordena a sus pupilos como un futbolista más.

S. ADROVER. ERMELO. Juega al primer toque, corre, centra, pasa, defiende, roba el balón. Estas acciones son las habituales de cualquier jugador del Mallorca durante el entrenamiento, pero cuando el que las ejecuta a la perfección es el entrenador es cuando deja de ser lo habitual. Michael Laudrup se pone el peto como sus pupilos y corre tanto o más que ellos. Una imagen curiosa y que llena de satisfacción a los nostálgicos, que todavía recuerdan los malabares de aquel rubio danés que maravilló en el Barcelona del ´dream team´ a principios de los años noventa.

Ya no tiene edad para jugar profesionalmente –46 años–, pero su desbordante talento permanece intacto. Basta con ver cómo toca el balón. Es el técnico, es cierto, pero tiene alma de jugador. Y se nota. Cuando ni siquiera sus futbolistas se han cambiado las zapatillas deportivas por las botas sobre el mismo césped del campo de Ermelo, Laudrup ya hace toques con el balón. Ya sea con la espuela, con el pecho o con la cabeza, pero su ilusión por estar acompañado del balón está intacta. Es como si le fuera imposible estar ajeno a una pelota si la tiene cerca.

Después pronuncia la tradicional charla a sus discípulos antes de cada sesión y su rol vuelve a quedar claro. Sin embargo, cuando la pelota vuelve a rodar, Laudrup vuelve a estar cerca. Y un detalle. A la hora de hacer ejercicios de disparo a puerta mediante una pared, el que realiza el pase es él mismo. Sin errores. Los jugadores son conscientes de que lo van a recibir al pie porque si va sobrado de algo es de precisión.

Su implicación en el seno del grupo va más allá de lo que sucede sobre el césped. En el bosque es uno más que se pone a las órdenes de Pep Alomar. Ahí el jefe es otro. Hace las series junto al resto de sus pupilos y demuestra un buen tono físico, a pesar de que es veinticinco años mayor que muchos de ellos. Laudrup todavía no ha empezado a hablar individualmente con sus jugadores, pero es difícil que sea más cercano.

Diario de Mallorca

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