Alineaciones:

UE Porreres: José Julián Rivas, Guillermo Romaguera, Miguel Algaba(Jaime Calonge, 75′), Rodrigo P. Cuenca(Climent Noguera, 54′), Alejandro Alvarez, Daniel Amengual, Alberto Castaño(Luís S. Alomar, 54′), Fernando Expósito(pedro Ramón González, 69′), Joan Sorrell(José Enrique Caicedo, 54′), Daniel López, Federico Lussenhof.

SD Formentera: Rafael Soriano, Álvaro González, Gabriel Rabanillo(Javier Varona, 85′), Joan Marí, Marcos Fernández, Javier López, Raúl Arroyo(Joaquín Braga, 77′), Alberto Gorriz, Gorka Marcos, Julen Madariaga(Adrián Esperalta, 72′), Lorenzo Busi.

Goles: 1-0 Alberto Castaño(38′)

Árbitro: Gonzalo Borreda Giménez asistido en banda por Ismael García Navarro y David Onetto Bevia.

Tarjetas: amarillas para los locales Miguel Algaba(45′), Daniel Amengual(46′) y a los visitantes Gorka Marcos(41′) y Alejandro Alepuz(42′)

Comentario:

Los visitantes empezaron el partido con cautela, pero bastó que se soltaran los primeros amagos de fútbol serio para que el Formentera se hiciera dueño del balón. Marcos, desde el corazón del campo, manejaba los hilos con pausa de veterano y mirada de francotirador. Górriz, marcado como si llevara dinamita en los pies, atraía defensas como un imán. Y Madariaga, el más suelto de la banda, encendía las alarmas con cada disparo.

Pudo caer el primero tras un zapatazo desde fuera del área que obligó a Rivas a volar en horizontal. Pero en esto del fútbol, cuando perdonas, lo pagas. Y el Porreres, que hasta entonces había resistido con las uñas apretadas, encontró oro en una jugada suelta antes del descanso. Canario —nombre de ave, instinto de tiburón— remató en el área pequeña y metió la única que tuvieron. Eficacia clínica frente a un Formentera que generaba sin parar pero no concretaba.

La segunda mitad fue un asedio constante del Formentera que empujaba a martillazos. Chabo cabalgaba por la banda como un caballo desbocado, y Madariaga, otra vez él, rozó el gol con un remate al palo que heló los corazones visitantes. Górriz lo intentó de falta. Loren rozó el empate. Álvaro casi se lo inventa desde un rincón imposible. Pero el balón, caprichoso, no quiso entrar.

Y mientras los locales cerraban filas, los rojinegros seguían picando piedra, en busca de un empate que nunca llegó

 

Redacción