Rubén Nova: «Creo que tuve suerte, podría estar muerto»

Rubén en el Hospital Nacional de Parapléjicos

Su vida le cambió de repente. En una curva. Esa tarde había ido a trabajar y se dirigía a su Andratx natal después de hacer un presupuesto de una reforma en una casa de Esporles. Eran las nueve de la noche del pasado 10 de julio cuando Rubén Nova Fernández (Palma, 1990) circulaba en su Triumph por la carretera Ma-10 a la altura de Banyalbufar. No iba rápido. Apenas a 50 o 60 kilómetros por hora, pero un giro inesperado provocó que la moto escupiera al futbolista –formado en el Real Mallorca y actualmente en el Andratx– hacia la derecha y cayera de espaldas desde una altura de cuatro metros después de volar otros tantos. La caída le provocó una grave lesión en la médula que le tiene postrado en una silla de ruedas, sin movilidad desde el pecho hacia abajo, e ingresado desde hace tres meses en el Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo.

Desde aquel trágico día, Rubén Nova ha recibido el cariño de todo el deporte balear. El Real Mallorca y numerosos clubes (Molinar, Ferriolense, Génova, Cardassar, Felanitx, CD Ibiza, Sóller…) le han enviado obsequios. También Marco Asensio, el mallorquinista Antonio Sánchez o Lekue, del Athletic Club, le enviaron una dedicatoria. Incluso Joan Sastre, el jugador de baloncesto del Pamesa Valencia, le entregó en persona la camiseta con la que disputó la Euroliga y hasta Sadio Mané, el futbolista del Liverpool, le ha enviado un vídeo en el que expresa su deseo de conocerle.

Después de unas semanas de oscuridad, muy duras a nivel anímico, Rubén no duda en señalar que ha tenido suerte porque «me podía haber matado». Sus ganas de superación y el esfuerzo diario han permitido la llamada del seleccionador de Parabádminton para tomar parte en el Nacional que se celebra en Toledo a partir del próximo día 20 del presente mes. Rubén Nova acepta con amabilidad la llamada de Ultima Hora y no tiene ningún problema en recordar aquel trágico 10 de julio. Se acuerda de todo porque jamás perdió el conocimiento y lo relata sin titubeos. Con una entereza sorprendente que incluso llega a poner los pelos de punta.

«Volvía a mi casa después de trabajar y decidí hacerlo dando un paseo por la carretera de la Serra. A la altura de Banyalbufar, estaba más pendiente de una curva pronunciada cuando no vi una más pequeña. Frené de golpe, la moto se fue hacia un lado y yo volé hacia el otro. Los minutos siguientes fueron angustiosos porque cogí el móvil como pude para llamar, pero no tenía cobertura. Entonces me puse a gritar y unos vecinos que vieron el accidente llamaron a la ambulancia. También un coche se paró. Supe que era grave porque cuando fui a levantarme noté que las piernas no reaccionaban. Sentía un dolor terrible en la espalda -se había fracturado la D4- y solo quería que llegara la ambulancia. Y que avisaran a mi novia porque había quedado con ella para cenar… La gente me dice que tuve mala suerte, pero yo pienso que no. Que tuve buena suerte porque caí de espaldas y no con la cabeza o el cuello porque en ese caso quizás no estaría hablando contigo…».

Esas primeras horas resultaron decisivas. «Me trasladaron en ambulancia hasta Son Espases y me ingresaron directamente en la UCI. Recuerdo que un celador me tocó justo en la lesión y le di un empujón o un puñetazo porque el dolor era insoportable. Sobre las 4 de la mañana pude ver a mi familia. A mis padres y a Marta, mi novia», recuerda. A ellos los médicos le dijeron que «nunca más me levantaría de la cama». «A mí me comunicaron que tenía una lesión muy grave porque me había roto una vértebra que había aplastado la médula». A la mañana siguiente le operaron durante unas seis o siete horas para incrustarle unas varillas que fijan la columna.

Después de unas tres semanas en Son Espases que «se hicieron muy duras en todos los sentidos», Rubén Nova fue trasladado al Hospital de Toledo. Allí le acompañaron sus padres, su hermano y su novia. Su madre se quedó a vivir en un piso de alquiler muy cerca del hospital y su pareja iba a visitarle cada fin de semana. Ahora, por culpa del coronavirus, ni él puede salir del recinto ni sus familiares visitarle, por lo que se encuentra solo.

Terapia

Poco a poco, a través de duras sesiones tanto de gimnasia como de terapia, el central ha ido cumpliendo etapas sin faltar a ninguna de las clases. «Al principio te lavan, te visten, te llevan al gimnasio y te ayudan a todo lo imaginable. Pero gracias a la terapia puedes hacer todas esas cosas por ti mismo para no depender de nadie. Y ahora prácticamente soy independiente, aunque eso sí, cada tres horas por la noche entran a cambiarte de posición para evitar que te salgan las llagas que después son muy difíciles de curar. Antes me sondaban cada seis horas para poder orinar y ahora me sondo yo solo y así no dependo de nadie. Ha sido muy duro, pero tengo una buena condición física de base gracias al fútbol que he practicado casi toda mi vida. Ahora he vuelto a recuperar el peso ya que llegué a perder prácticamente 20 kilos desde el accidente hasta que llegué aquí».

El deporte también ha sido una gran ayuda tanto física como mental. «Sí, aquí he practicado tenis, tenis de mesa, baloncesto y bádminton. El seleccionador vino a verme e iré al campeonato de España este mismo mes a probar», afirma Rubén con ilusión.

En estos tres meses, también ha hecho amigos en un hospital donde ha conocido historias de todo tipo. «Aquí hay gente por los accidentes más absurdos, como estar en una colchoneta tranquilamente en el mar y que venga una ola y te dé la vuelta con el resultado de una fractura en el cuello. O que estaban en la piscina y se han lanzado de cabeza y se han quedado tetrapléjicos. Hay muchos accidentes de bici y de moto. Cada persona tiene una historia increíble…», apunta.

Futuro

Sobre el futuro, Rubén Nova es realista. «No se sabe si volveré a caminar aunque ahora mismo sé que mis piernas, a corto plazo, no volverán a moverse. Están muertas. No descarto que de aquí a unos años pueda mover las piernas. O un dedo del pie. ¿El alta? No sé cuándo podré salir de aquí y volver a casa, aunque el otro día la doctora me dijo que quizás para la segunda semana de diciembre ya podría regresar. Mi padre me está adaptando una pequeña casa que tenemos en Andratx».

A pesar de la vitalidad y las ganas de hacer cosas que transmite Rubén Nova, ha tenido momentos muy duros de los que ha salido gracias a sus amigos, a su familia y al apoyo de su novia. «Ella ha sido la que me ha dicho que en una silla de ruedas puedes hacer lo que quieras. Viajar, hacer deporte, etcétera. Es verdad que mucha gente piensa que debería estar destrozado por lo que me ha pasado, y lo estuve las primeras semanas, pero después pensé que hay que seguir adelante por todo la gente que me quiere y por mí mismo».

Formado en las categorías inferiores del Andratx, dio el salto al Mallorca en categoría infantil. Tras desfilar por el cadete e ir a la selección balear sub-16 (coincidió con Tomeu Nadal o Emilio Nsue) cumplió su formación juvenil en el San Francisco de Pep Sansó.
Tras una fugaz aventura en Eslovaquia a los 18 años, con el Tatran Presov, hizo carrera en Tercera División. 8 años en el Ferriolense y cuatro en el Andratx, donde es un ídolo y uno más del equipo («de hecho sigo estando en el grupo de WhatsApp y me consultan muchos temas») y al que espera volver «aunque sea en silla de ruedas y para hinchar los balones». Así es Rubén Nova, un tipo con el corazón más en forma que nunca que da lecciones de vida.

https://www.ultimahora.es/deportes/futbol/2020/11/11/1213097/futbol-ruben-nova-dura-recuperacion-tras-accidente.html

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