El Mallorca ha iniciado la segunda vuelta del campeonato sumando su quinto empate consecutivo, lo que significa haber dejado de sumar 10 de lo últimos 15 puntos, reduciendo a 5 la ventaja sobre el segundo clasificado que, en algún momento, llegó a ser de 13 puntos. A partir de aquí suponemos que empezarán a ponerse nerviosos muchos de los que hubieran firmado, sin dudarlo, la actual situación antes de iniciarse la competición, pero como decimos por esta tierra “val més matar algú que donar-li un mal vici». Aunque no deja de ser algo a tener en cuenta y buscar soluciones desde la tranquilidad que todavía se puede tener, y que seguro Vicente Moreno tiene totalmente controlado.

La mañana de este domingo amaneció con una molesta lluvia y frio, tan gris como el partido que nos ofreció el equipo barralet. Los primeros 15 minutos de partido ya marcaron el guión de lo que nos esperaba, un partido anodino, soso, en el que el Mallorca no mostraba el orden, control y solidez a la que nos tiene acostumbrados. Cierto que no pasaba por ningún apuro, pero más fruto del pobre rival que tenía delante que por su juego. Las bandas que tantos quebraderos de cabeza suelen crear a sus oponentes hoy no existían, por banda derecha se ha notado mucho la falta de Joan Sastre aunque a su sustituto tampoco le ha ayudado mucho Pol Roigé convirtiendo ambos una banda derecha totalmente estéril. Por banda izquierda se situaba Cedric con intenciones de acabar arrastrando a sus marcas hacia el centro y dejar toda la banda para Bonilla. La zona ancha tampoco estaba para tirar cohetes, todos lo intentaban pero con total desconcierto, faltaba la circulación de balón habitual, el juego resultaba tan aburrido como espesas parecían las ideas. Daba la impresión que Salva Sevilla se había dejado los galones en el vestuario y no se le reconocía como este jugador al que todos buscan y acaba repartiendo el juego de forma que todo el equipo parece mejor cuando él lleva el mando.

Insípido el partido en su conjunto, sólo se vió alterado por algunos chispazos individuales. El primero obra de Cedric a los 12 minutos de juego al realizar una gran cabalgada por banda izquierda, de unos 30 metros, dejando a sus rivales en evidencia y acabar cediendo sobre Álex Serrano que remató bien pero el defensa Pablo interceptó su remate. A los 25 minutos de juego llegaron los visitantes a las cercanías del área local y Romero lanzó un buen chut raso y seco que salió rozando el poste izquierdo de la portería de Reina que ya se había iniciado su estirada. Los visitantes se lo empezaron a creer y a los 36 minutos Soni vuelve a probarlo y su disparo sale ligeramente alto. Definitivamente el Mallorca ya estaba roto y el Peralada se venía arriba y cerró la primera parte con una gran oportunidad de Soni que, tras dejar en evidencia toda la banda derecha rojilla, acaba rompiendo al central que salió al cruce y estrella el balón en el poste de la portería de Reina, que cubría bien su palo.

La segunda parte el Mallorca sale con otro aire, desde los primeros minutos ya se vislumbra otro partido, Cedric se sitúa en punta con Álex López mientras que Álex Serrano pasa a banda izquierda y Salva Sevilla adelanta algo su posición en el centro del campo y se hace con el mando, lo que repercute en una mejor circulación de balón y mejor orden del resto del equipo llenando mejor los espacios. Así mismo, debuta Bustos en sustitución de Pol Roigé. Desde este momento el Mallorca crece y mejora ostensiblemente desde el centro del campo hacia delante y crea constantes llegadas con posibilidades de marcar. A los 19 minutos Bryan sustituye a Álex Serrano situándose en banda derecha y cambiando a Bustos a banda izquierda donde parece sentirse más cómodo y se convierte en un constante peligro para la defensa rival. De sus pies salió la mejor jugada del partido, sentando a varios rivales, llegando hasta línea de fondo y ceder a Cedric, que estuvo a punto de marcar y de hecho ya se cantaba el gol, pero solo y con toda la portería para él no pudo rematar, muchos dirán que de forma incomprensible, pero el bueno de Cedric tuvo la desgracia de ver como le patinaba el pié de apoyo sobre el mojado césped cuando iba a golpear con el pié izquierdo, lo que hubiera supuesto el 1-0 sin duda, lástima para cualquier delantero y más aún cuando se trata de un jugador que no acaba de encontrar el punto de suerte que merece por su trabajo y que el fútbol le debe.

El partido ya estaba roto, ya no había ningún orden táctico, el Mallorca no paraba de buscar el gol, con más corazón que cabeza, y estas situaciones se suelen convertir en partidos de cara o cruz, o consigues el ansiado gol, tal como estuvo a punto de conseguir Salva Sevilla a los 86 minutos, tras amagar con chutar de derecha engañando al central y acabar chutando de izquierda con mucha intención saliendo el balón rozando el poste, o de la cara pasas a la cruz que también estuvo a punto de llegar en dos ocasiones y ambas en tiempo añadido. La primera al lanzar un potente disparo Soni desde la frontal del área que Reina interceptó con apuros. Y la más clara del partido, sobre el pitido final, cuando Cesc Clotet dispara al larguero con toda la portería para él y sin portero.