El Oviedo volverá a Mallorca para jugarse un cambio de categoría. La isla fue el escenario del último ascenso del equipo azul a Primera División, pero también del último descenso a Segunda. Además de tratarse de un filial, que no era el rival preferido por el club oviedista, se trata de un desplazamiento complicado para la afición. El partido de ida se jugará en el Carlos Tartiere el domingo, a las siete de la tarde, y la vuelta podría disputarse el sábado por la tarde o el domingo al mediodía de la semana siguiente, en el campo de Son Bibiloni. En el Tartiere, los abonados deberán pagar doce euros en venta anticipada y quince en taquilla (20 y 25, respectivamente, para el público general).

El técnico azul, Raúl González, comentó tras el sorteo que el equipo está tranquilo con el rival, «porque a lo largo del año nos hemos preocupado de nuestro trabajo. El ascenso va a depender de nuestras propias características y de lo que hagamos». Reconoció que «el rival es un gran desconocido, pero tenemos que confiar en nuestras posibilidades y siendo así sacar buena nota. Estamos satisfechos con el sorteo y lo que tenemos que hacer es continuar en la misma línea».

El goleador Cervero admite que por la lejanía «es más difícil que la afición viaje, pero dentro de sus posibilidades va a responder y nos va a apoyar». Por su parte, el centrocampista Mario Prieto afirma que «sólo tenemos el objetivo de subir. La tranquilidad es absoluta», mientras que el delantero Álex fue uno de los pocos que reconoció decepción por el rival: «He quedado un poco disgustado por el tema de la afición. Es una ‘putada’, porque entre los 17 grupos que había nos ha tocado en la isla. El destino es ése y hay que afrontarlo y sacar en el Tartiere un buen resultado».

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