Perotti, emigró de Boca Juniors con 12 años para triunfar en Sevilla FC

Diego Perotti
Diego Perotti

La historia de Diego Perotti está marcada por el sacrificio y la perseverancia. Después de iniciarse en los alevines de Boca, tras dos años prácticamente sin jugar en la cantera del equipo Xeneize, decidió armar las maletas e irse. Apenas había jugado 5 partidos a lo largo de dos temporadas en una liga paralela a la de la AFA, y no era tenido en cuenta ni en los entrenamientos futbolísticos de los jueves.

«Teníamos sólo 12 años y en Boca te trataban realmente mal. Cuando sos tan chico, sufrís demasiado eso y los entrenadores que teníamos en ese momento eran muy poco pedagógicos. No les importaba dejarte sin saltar al campo en una práctica o siempre ser el último en todo. Ese trato me hizo dudar si podía jugar al fútbol. Yo no quería abandonar porque iba a sentir que todo era un fracaso, pero no me olvido las veces que volví llorando de los entrenamientos y lo que sufría cuando llegaba la hora de irme a entrenar», le confesó el delantero a SPORT.

«Cuando me quedé libre (con la ficha en su poder), sentí un alivio enorme y sinceramente lo disfruté. Hoy que estoy acá y miro todo eso, las alegrías se multiplican por mil. Sólo mi familia mis amigos y yo sabemos lo que pase para llegar a conseguir todo esto. Lo disfruto mucho».

Pero la historia del crack argentino siguió escribiendo capítulos. «Yo por dentro sentía que podía jugar. Quería ver que se sentía al saltar a un campo de fútbol, no me importaba si era en Primera, Segunda o Tercera. Sólo quería jugar. Y tras un año alejado del fútbol, dedicado sólo a la escuela, fui a una prueba en las canteras del club Morón y quedé. En Morón encontré todo lo que en Boca no tenían: educación y buenas personas. Estuve un año en las canteras y en edad de Quinta Categoría, el entrenador Daniele me subió a la plantilla de Primera. Jugué sólo una temporada, perdimos el título en la última jornada, y al torneo siguiente perdimos la final con Estudiantes de Buenos Aires por el ascenso. Ese fue mi último partido con Morón».

Sin embargo, la vida le cambió cuando fue citado para participar en varios amistosos de la selección juvenil sub20 que luego saldría campeona del mundo en Canadá. A pesar de que existía un interés concreto del Atalanta de Italia, en julio del 2007 Diego se decidió por el Sevilla Atlético, que por esos días recién había ascendido a Segunda. «Y me decidí por España», relata pausado mientras refresca la memoria.

Humilde, tímido y respetuoso, Diego es una persona muy querida entre sus vecinos del barrio. «Ahora que estoy en Primera, la gente te va conociendo mucho más. Además, como vivo muy cerca del estadio y estoy siempre por esa zona, me reconocen mucho», cuenta Perotti. Precisamente, la presencia de compatriotas dentro del vestuario le facilitó el proceso de adaptación. «Al principio, siempre me cuesta entrar en confianza, por eso con los que más me aferraba era con los argentinos (Acosta, Armenteros, Fazio y Duscher). Por ejemplo, con Lautaro Acosta vivimos a dos cuadras de diferencia. Y como ambos vivimos solos, prácticamente almorzamos y cenamos siempre juntos, es una gran persona. Igual yo me llevo muy bien con todos».

Hijo de un reconocido delantero argentinos de los años 70/80, Diego confesó: «Obviamente los jugadores argentinos saben que mi papá fue jugador, pero el resto creo que no, o por lo menos no me lo dijeron». Cuando Perotti nació, su padre, un ex futbolista de Boca apodado «El Mono», ya se había retirado.

Sin embargo, siempre mantuvo el recuerdo vigente mediante los vídeos de la época (como el Boca campeón del 81 con su progenitor y Diego Maradona y Hugo Gatti de compañeros de plantilla) y los recortes periodísticos guardados en su casa paterna. A pesar de las comparaciones inevitables con las que convivió desde pequeño, con el paso de los años dejó de ser tratado como «el hijo de…» para convertirse en un talento con sello propio. «Hace dos años no me hubiese imaginado verme en esta situación, jugando contra los mejores del mundo, será un honor enfrentar al Barcelona».

Zambullido en el final de la Liga, anticipó: «Creo que mientras el Barcelona tenga a Messi es muy difícil que se caiga. Tiene un equipo muy nutrido, de excelentes futbolistas y juegan al fútbol de una manera sensacional y fuera de lo común. Quiero jugar en el Camp Nou y enfrentarme al mejor jugador del mundo, será un orgullo». Y entusiasmado con el partido del fin de semana, el futbolista que le gustaría pedirle la camiseta a Henry, cerró: «El Sevilla hoy es un equipo grande y aspira a todas las competiciones, hoy por hoy nos queda la Liga y entrar derecho en Champions sin tener que jugar la previa. Ese es el objetivo principal».

Sport.es

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