Crónica Campeonato de Europa Francia 2016: Croacía 2-1 España

España pierde (2-1) el partido y el liderato del grupo

España pierde ante Croacia. foto Carmelo Rubio

Ficha Técnica:

Croacia: Subasic; Darijo Srna, Corluka, Jedvaj, Vrsaljko; Marko Rog (Kovacic, m.82), Badelj; Perisic (Kramaric, m.93), Rakitic, Pjaca (Cop, m.90); y Nikola Kalinic.

España: De Gea; Juanfran, Piqué, Sergio Ramos, Jordi Alba; Busquets, Cesc (Thiago, m.84), Iniesta; Silva, Nolito (Bruno, m.60) y Morata (Aduriz, m.66).

Goles: 0-1, m.7: Morata. 1-1, m.45: Kalinic. 2-1, m.87: Perisic.

Árbitro: Björn Kuipers (Holanda). Amonestó a Rog (29) y Perisic (88) por Croacia.

Incidencias: encuentro correspondiente a la tercera jornada del Grupo D disputado el estadio Matmut Atlantique de Burdeos ante unos 38.000 espectadores.

Comentario:

Una magnífica Croacia remonta el tanto tempranero de Morata y se impone con dianas de Kalinic y Perisic. Sergio Ramos tuvo en sus pies la posibilidad de asegurar el triunfo, pero a los 69’ falló un penalti

Tal día como hoy, el primero del verano de 1964, al empezar a caer la noche, después de una mañana calurosa, pero amenazante de las lluvias del estío, que, finalmente, se confirmaron, festividad de San Luis Gonzaga, domingo, una selección española enfilaba el camino hacia el triunfo (2-1) sobre la URSS hoy extinta en la final de la II Eurocopa de Naciones, tras inaugurar el marcador el gran Jesús Pereda a los 6’, igualar el soviet Jusainov dos más tarde y decidir el choque un remate de cabeza en semiplancha del inolvidable Marcelino Iglesias a los 84’, testarazo que dejó como a una estatua de sal al legendario Lev Yashine.

Aquella tarde del 21 de junio de 1964, siempre imborrable para quienes tuvimos la fortuna de presenciar el duelo, España honró a un grupo formidable con una vanguardia insuperable (Tejada, Kubala, Di Stéfano, Suárez y Gento) al que una decisión política dejó sin poder medirse a la URSS en la fase final de la primera Eurocopa (1960), también en Francia. Tal día como hoy, hace 52 años, quién podría pensar que los hemos consumido, un magnífico equipo nacional alcanzó, al fin, la gloria que se le había hurtado en el Mundial del 34, que vivía del cuarto puesto del Mundial del 50 y que, aún entre los mejores, era incapaz de coronarse. En la efeméride, la selección, ya clasificada para octavos de final, ha caído ante Croacia, embrollándose su futuro con unos cruces temibles.

Tardamos 44 años en volver a pisar la cima (2008), encadenando desde entonces una racha impresionante (2010, 2012) que saborean algunos de aquellos héroes de entonces todavía entre nosotros, Iribar, Sadurní, Rivilla, Olivella, Calleja, Pirri, Amancio, Marcelino, Suárez…, perdidos otros a los que se ha llevado el tiempo. Tardamos 44 años, pero esta noche ante los siempre aguerridos croatas de Ante Cacic, con la misma alineación por tercer partido consecutivo, con lo que eso significa, que no es poco, recobrando paso a paso aquellas maneras de hace no tanto y que tanta felicidad han causado, España tardó apenas un suspiro en encauzar el partido. A los seis minutos, en el mismo minuto en el que el gran Pereda le hizo el primer gol a la “Araña Negra” aquel 21 de junio de 1964, David Silva vio con su vista de águila como el recobrado Cesc buscaba el espacio hueco entre la defensa croata. Ganado el sitio y recibido el cuero, Fábregas remató, salvó al guardameta Subasic el disparo y Álvaro Morata lo remachó a tres palmos de la línea de gol. Parecía el inicio de un partido tranquilo, ¡qué va!

España empezó literalmente con ventaja un encuentro en el que la simple igualada servía para alcanzar la ansiada cabeza del grupo. Son ventajas importantes. Pero hay otras no menos decisivas. Una de ellas es la del valor del grupo, lo que se trata regularmente con indiferencia. Como si no sirviera para nada o fuese poco más que una anécdota. Un error de Ramos en un despeje corto lo puso en evidencia porque fue De Gea quien tuvo que remediarlo. Y ahí se vio al grupo. Media docena de sus compañeros corrieron a consolar al defensa. Unos minutos después, rehecha Croacia, Rakitic aprovechó un despiste de David de Gea para lanzar un balón bombeado y sin portero entre palos, que golpeó en el travesaño y en el poste derecho del portal español, y que el ojo de halcón demostró que no había sido gol.

Afirmada en el crecimiento de Cesc y en la recuperación física de Silva, España resistió el acoso croata siempre sobre las bases del que es su principio indeclinable, tocar para buscar, volver a tocar hasta encontrar. No fue fácil siempre porque Croacia se reveló como el adversario que todos temíamos, con gente de mucha calidad, oficio y ganas aun sin Modric. España cedió en el último cuarto del primer tiempo quizás por eso, quizás por puro instinto conservador, que esas cosas, al final, no sabe uno casi nunca por qué se producen y el duelo se igualó, al perder los de Vicente del Bosque la iniciativa. El costo de ello fue el empate, después de que Morata no aprovechase por los pelos a los 43’ otra soberbia asistencia de Cesc, lo que, probablemente, habría resuelto el duelo. No fue así. En la siguiente jugada, Kalinic no perdonó, sellando un magnífico ataque por la izquierda, con un excelente remate, anticipándose a Ramos y a De Gea.

El empate afirmó la conocida, y sufrida, incomodidad que padece España ante Croacia, un muy buen equipo, por cierto. Con juego, con ganas, con experiencia y con físico, sin ceder un metro ni dar por perdido un balón, hecho corazón. Todo lo explotaron los croatas para alegría de sus aficionados. Los apretones obligaron a España a tomar una medida contemporizadora. Del Bosque sustituyó a Nolito por Bruno Soriano, una manera de reforzar el centro perdido. La presencia del pivote contribuyó a ello, disminuyendo la presión croata en el medio campo. A los 66’, Ramos tuvo en la cabeza un balón para adelantarse, de nuevo, en el marcador, pero se le fue el testarazo. Del Bosque cambió casi de inmediato a Morata, que se había pegado con todo lo que puede pegarse un ariete y al que el árbitro parecía tener marcado, y metió en la batalla a Aduriz.

A los 69’, Iniesta, hasta entonces remiso en su habitual repertorio de pases mágicos, se inventó uno que fue hacia Silva, al que rozó un defensa. El muy protestado penalti por los croatas no lo aprovechó Sergio Ramos, al que intuyó Subasic lo que iba a hacer: lanzarlo justo por el centro del marco. El error volvió a meter el choque en una dinámica que no le iba a España, a la que van otro tipo de maneras. Para asegurar la igualada, España buscó en Thiago, sustituto de Cesc, a alguien capaz de retener el balón, que ya era de lo que se trataba. Lo consiguió, pero a costa de arriesgarse a un contragolpe mortal. Así ocurrió: a los 87’, una rapidísima internada croata puso el balón a pies del velocísimo Perisic, que zanjó la ocasión con un remate durísimo, que rozó la bota de Piqué y evitó a De Gea.

Era el fin de un anhelo, el de acabar líderes de grupo con las ventajas que eso supondrá. Pero así es esto y, por otro lado, nada hay que decir. Para ganar la Eurocopa siempre hay que derrotar a los mejores. Más pronto o más tarde. Confiemos en ello.

Sefutbol.com

Más noticias que te pueden interesar

Comenta esta noticia

Los comentarios están desactivados temporalmente. En breve estarán disponibles de nuevo.