El Mallorca se adjudica el triangular de Sicilia tras vencer al Sevilla y a los anfitriones

Mario Suárez y Tuni celebran el gol que permitió al Mallorca derrotar al Sevilla.  Foto: IB3
Mario Suárez y Tuni celebran el gol que permitió al Mallorca derrotar al Sevilla. Foto: IB3

M. F. T. PALMA. El optimismo ha llegado al Real Mallorca. Y no sólo a las oficinas. El primer equipo mostró ayer en Palermo, en el triangular que servía de presentación al conjunto siciliano, su mejor versión. Un triunfo ante el Sevilla (1-0) y una victoria frente a los anfitriones (0-2), en el medio partido que decidía al campeón del triangular, permitieron al equipo que dirige Gregorio Manzano rearmar su moral.

El técnico apostó por un once clásico en el primer envite. Aouate en portería; Josemi, Ramis, Nunes y Ayoze en defensa; Martí, Mario Suárez, Varela y Tuni en el centro del campo; Víctor y Aduriz en ataque. El trabajo de los mediocampistas permitió al Mallorca controlar el ritmo del encuentro ante un Sevilla que tuvo en Luis Fabiano a su mejor hombre en ataque. Un rechace a la salida de un córner permitió a Mario Suárez fusilar a Palop (m.18). Dos palos del Sevilla pusieron en peligro a Aouate, pero los rojillos tuvieron también un par de ocasiones para aumentar su ventaja.

El Palermo derrotó al Sevilla (1-0) y el vencedor del torneo se decidió en el tercer y último partido. Antes de su disputa se vivió el momento más triste y emotivo del día, ya que se guardó un minuto de silencio en memoria del jugador del Espanyol Dani Jarque, que falleció ayer por la tarde de un repentino ataque al corazón en la concentración del equipo barcelonés en la localidad italiana de Coverciano.

Manzano varió su once para medirse al Palermo. Aouate, Martí Crespí, Ramis, Nunes, Corrales, Martí, Mario, Varela (le sustituyó Terjera a dos minutos del final), Trejo, Castro y Webó saltaron al césped a poner las cosas difíciles y antes del cuarto de hora ya habían dado el primer paso hacia el triunfo. Webó (m.14) aprovechaba un fallo defensivo rival para culminar una jugada en ataque que no fue más que el inicio de una ofensiva rojilla: Rubinho, portero brasileño del Palermo, se convirtió en protagonista en un disparo de Castro que fue el preludio del segundo tanto. Martí (m.19) transformó el penalti que puso el 2-0.

El Palermo apretó en busca de dar la vuelta al marcador. El Mallorca se esmeró en defensa y, aunque pasó por momentos de apuro, logró hacerse con el trofeo y, sobre todo, con una gran dosis de moral.

DIARIO DE MALLORCA

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